A pesar de los avances médicos y de los esfuerzos de los gobiernos por combatirla, la pandemia por coronavirus parece no tener fin. Alrededor del mundo se observa continuamente la proliferación de nuevas variantes, que ponen en jaque el retorno a la vieja normalidad.
Entre las formas que tiene de presentarse el virus, la posibilidad de contraer la variante Delta u Ómicron puede complejizar aún más cualquier cuadro y, en situaciones extremas, incluso puede ser mortal para el paciente.
Es por eso que las comunidades científicas a nivel internacional se han propuesto poner en foco todas sus energías para entender cada vez más cómo es el desarrollo de la enfermedad en estos casos.
Entre los anuncios más recientes sobre las características de Ómicron, se advierte sobre un síntoma, hasta el momento, poco difundido.
Se trata de una condición que afecta al olfato, que puede modificar la percepción de este sentido al punto de representar una gran molestia para el paciente.
El equipo de la aplicación británica ZOE Covid Study analizó estos casos y dio algunas precisiones al respecto. "Tenemos cosas como la tos y otras que quizás reconozcas que vale la pena mirar. Los dolores musculares, olor alterado, comidas salteadas, dolor de pecho, dolor de oído y muchos otros, también se sumaron pero como efectos secundarios", sostuvo Tim Spector, miembro investigador.
A continuación, Spector tomó unos momentos para hablar sobre la sensación “putrefacta” que muchos pacientes experimentan. "La mayoría de las personas que ven alterado su sentido del olfato o del gusto, lo perciben hacia una tendencia putrefacta. Luego suelen recuperarlo después de la enfermedad, aunque no hay una cantidad de tiempo establecida", explicó.
Finalmente, los investigadores recordaron algunos de los síntomas más frecuentes de la variante Ómicron. Entre ellos, se destacan: dolores articulares inusuales, escalofríos o escalofríos, fiebre, fatiga, dolor de garganta, estornudos, tos persistente, nariz que moquea, dolor de cabeza, voz ronca, entre otros.